La historia secreta de la guerra invisible de Iraq
En los años de la guerra de Iraq, los militares de los E.E.U.U. desarrollaron una tecnología tan secreta que los soldados rechazarían reconocer su existencia, y escoltaron a los reporteros que mencionaban el engranaje puntualmente fuera del país. Ese equipo – una emisión de la radiofrecuencia – fue actualizado varias veces, y robó eventual la insurrección de Iraq de su arma más potente, la bomba accionada por control remoto. Pero el velo oscuro que rodeaba las emisiones permanecía en gran parte intacto, incluso después el Pentágono compró más de 50.000 unidades en un coste de más de $17 mil millones.
Recientemente, sin embargo, recibí una oferta inusual de ITT, el contratista del Ministerio de Defensa que hizo a la gran mayoría de esas 50.000 emisiones. Los directivos de la empresa estaban listos para discutir la emisión – su evolución, y sus capacidades. Podían finalmente relatar de nuevo las batallas grande-ocultadas para el espectro electromágnetico que rabió, invisiblemente, pues las insurrecciones continuaron. Los prepararon para traerme en la instalación del R&D donde los técnicos de la compañía desarrollaban lo que podría ascender a la última arma de esta guerra electromágnetica: una herramienta que ofrece la promesa no sólo de atascar bombas, solamente encontrar las, las señales de interrupción de GPS, escuchando detras de las puertas en los abejones enemigos de las comunicaciones, y de la interrupción, también. El primer de las estas máquinas comienza a probar mes pr'oximo en práctica.
En una mañana fría del invierno del puño-clenchingly, llevé un tren a través de Hudson River el laboratorio secreto de la emisión.
Remetido detrás de una blanco y de un golpe-apagado de Olive Garden, el plano, edificio de oficinas anónimo no da ninguna indirecta de cuál está dentro. Ni haga el espacio en blanco, pasillos fluorescente-encendidos. Pero abra una puerta apagado de uno de esos pasillos, y la gente comienza a gritar.
“Pantallas apagado!” raspa a un hombre con la estructura de un defensa. “Apague el equipo de prueba!” En el techo, los flashes amarillos y las vueltas de una luz de la alarma — la muestra que alguien sin un visto bueno de seguridad es en una instalación clasificada.
Los militantes afganos comenzaron a atacar a las tropas de los E.E.U.U. con los aparatos explosivos improvisados en los primeros días después de la invasión de octubre de 2001. Por ‘02 tempranos, al - los bomba-fabricantes del qaida abarrotaban de receptores de la radiofrecuencia y de los decodificadores simples de la señal numérica en las bases de las lámparas fluorescentes de Japón InstaLite. Entonces conectarían el dos y la mitad de uno las bases anchas de la lámpara de la pulgada con los circuitos que encienden, y con las municiones de la Soviet-era. El resultado era un arma cruda, radio-controlada dobló la “araña” por los americanos. Con él, un atacante podía esperar su presa, sistema de la bomba en apenas el momento correcto — y nunca tuvieron que preocuparse de conseguir cogido. Cuando sucedió la explosión, él sería centenares de yardas lejos.
Peor, las fuerzas no teníamos ninguna manera de bloquear la señal que accionaba de la araña. Los escuadrones de la muerte militares llevaron alrededor de algunas emisiones de la mitad-assed. Pero no podrían ser montados en los vehículos, “y eran demasiado débil proporcionar la protección más allá de algunas yardas,” Rick Atkinson observan en su historia exquisita, dejada de auge: La lucha para derrotar bombas de borde de la carretera.
‘Si alguien sienta un kilómetro lejos con una radio y apunta a nuestros individuos, no tenemos ninguna capacidad de conseguirlo.’
Los ingenieros de la marina de guerra se dieron prisa para construir algo un poco más fuerte, y un poco más portátil. En noviembre de 2002, tenían una emisión llamada Acorn que era cableada parar arañas. No era mucha. Como supuesta “emisión activa,” la bellota puso hacia fuera una “señal relativo-indistinta de la presa” que comió encima de poder y generó toda clase de interferencia. Eso guardó su poder irradiado eficaz — la cantidad de señal que golpea cualquier un receptor de la bomba — punto bajo. La señal era tan débil, la emisión tuvo que ser dejada encendido y gritando constantemente. Si no, las tropas estarían dentro del radio del peligro de la bomba antes de que tuvieran nunca una ocasión de bloquearla. Peor, podría bloquear solamente los receptores específicos usados en arañas. Si los bombarderos cambiaran frecuencias, las contramedidas serían inútiles.
Mientras tanto, el ejército buscó maneras de modificar su sistema de protección electrónico del campo corto, diseñado para proteger a las tropas de la artillería y del bombardeo con mortero. Éste era las supuestas contramedidas “reactivas”. Supervisó las ondas, estando atento una de las señales de radio usadas por los fusibles de la proximidad de las municiones. Una vez que las contramedidas oyeron esa señal, el campo corto la registró, la modificó, y después la arruinó detrás en la municiones. Confundiendo las armas con sus propias señales, el campo corto podía engañar las cáscaras en prematuramente la detonación.
Los soldados pellizcaron el campo corto para explorar para las frecuencias que accionaban de las bombas radio-controladas, y torely en la fuente del alimentación de un Humvee. “La esposa de un ingeniero de Fort Monmouth recogió a las brujas miniatura de la cocina que inspiraron un nuevo nombre para el dispositivo: El verde del brujo,” Atkinson cuenta de nuevo.
Cinco verdes del brujo nos acompañaron las fuerzas en Iraq en marzo de 2003. Por mediados de verano, había 100 emisiones en el warzone. No era casi bastante. Los militantes de Iraq habían aprendido de sus compatriotas en Afganistán, y fijaban los explosivos apagado por todas partes alejado-detonados.
Apenas como la primera vuelta de esta guerra improvisada del aparato explosivo (IED), las contramedidas electrónicas tenían problema que continuaba con las bombas. Tomó el verde del brujo, manufacturado en última instancia por EDO Corporation, un par de segundos para registrar, para modificarse, y la retransmisión una señal que accionaba. Un bombardero insurgente podría fijar de un explosivo en algunas fracciones segundo, si él tenía un disparador simple, de baja energía, como un abrelatas de la puerta del garaje. La emisión no tenía tiempo para alcanzar.
Las emisiones podían cubrir solamente una pequeña parte del espectro de la radiofrecuencia. Siempre que los insurrectos deban cambiar disparadores — de la opinión, abrelatas de la puerta a los llaveros — los emisión-fabricantes tendrían que volver al tablero de dibujo. Los verdes del brujo se podían reprogramar, dentro de los límites. Las bellotas no podrían; las nuevas amenazas las hicieron inútiles.
“Cada vez que pusimos contramedidas en el campo – especialmente con el brujo – podían dejarlo atrás,” dice a Paul Mueller, ejecutivo de largo tiempo de la defensa, que supervisó operaciones del emisión-edificio en EDO y en ITT Corporation. “Eran un paso delante de nosotros.”
‘Cada vez que utilizamos contramedidas, podían dejarlo atrás.’
Pero con los insurrectos la determinación apagado de 50 IEDs una semana, incluso paso-detrás de las emisiones era mejor que ninguna emisión en absoluto. El 1 de mayo de 2004 — un año al día puesto que presidente George W. Bush declaró el final de operaciones de combate importantes — las bombas improvisadas habían herido a más de 2.000 tropas americanas en Iraq. El IEDs mató a 57 servicemembers en abril solamente, e hirió otros 691. “IEDs es mi amenaza del número-uno en Iraq. Quiero una prensa de la lleno-corte en IEDs,” generador John Abizaid, después el comandante militar superior en el Medio Oriente, escribió en una nota de junio de 2004.
En la caída temprana de 2004, el ejército firmó un contrato para 1.000 brujos. En marzo de 2005, el ejército subió que orden a 8.000 emisiones. Era una oleada de alta tecnología, electromágnetica. Y fue significado para enviar a los militantes que resbalaban detrás abajo de la escala de la sofisticación. “Si alguien puede sentar un tecleo [kilómetro] lejos con una radio y apuntar a nuestros individuos, no tenemos casi ninguna capacidad de conseguirlo,” dice a un familiar de la fuente con la acumulación de la emisión. “Pero si él está haciendo la cosa de E. Coyote del Wile, y empujando hacia abajo ese émbolo, por lo menos tenemos una cierta ocasión de tirarlo antes de que él la consiga abajo.”
Todos los contratistas del Ministerio de Defensa grandes — y porciones las pequeñas — conseguido en el negocio de las contramedidas electrónicas. Los infantes de marina compraron un modelo; el ejército otro; Fuerzas de operaciones especiales, un tercero. El ejército comenzó a comprar rojos del brujo — emisiones pequeñas, activas que bloquearon los disparadores de baja energía que el verde del brujo no podría parar a tiempo. El azul del brujo era una emisión usable, proteger al soldado de infantería en patrulla. Cada las contramedidas tenían sus defectos; El azul del brujo, por ejemplo, era “una emisión de medio watio en un momento en que algunos ingenieros sospecharon que 50 vatios pudieron ser demasiado débiles,” a Atkinson observan. Pero ningún comandante podría permitir esperar un bomba-tapón perfecto, común; demasiados hombres conseguían explotados. El 1 de mayo de 2005, el número de tropas de los E.E.U.U. heridas por las bombas había subido a más de 7.700.
Había desventajas a lanzar todas esas contramedidas en el campo inmediatamente. El verde del brujo confundiría a veces la señal del rojo del brujo desde un enemigo, y va después de él. Eso cerraría las emisiones en un supuesto “abrazo mortal,” anulando uno otro.
Cuando los brujos eran operativos, dieron rienda suelta a estrago con ambos los robots accionados por control remoto que fueron supuestos para manejar bombas en una distancia de seguridad y los soldados de las radios usados para advertirse sobre amenazas próximas. Comunicaciones “prevenidas” rojas del brujo a partir del tres de los sistemas de radio mas comunes del ejército, según un informe clasificado lanzado por WikiLeaks. El informe recomendó el mantener de radios y de contramedidas diversos vehículos para prevenir el “fratricidio electrónico.” Por supuesto, eso significó que cortaron a un soldado con una emisión en su Humvee del resto de su convoy.
Para los reporteros, señalando estas desventajas — de hecho, señalando cualquier cosa sobre las emisiones — arriesgó una respuesta militar rápida. En Bagdad, un funcionario superior con el grupo de trabajo común de IED me llamó un al - aliado del qaida para juntar un informe de Wired.com en las tecnologías del contador-IED basadas en la otra información público-disponible. Algunos meses más adelante, David Axe mencionó a los brujos en un poste para Defensetech.org de Iraq. Poco después de que resultó útil el poste, el hacha fue detenida, y lanzada puntualmente fuera del país.
Aún más secretos eran los vuelos de las emisiones en el cielo. Los merodeadores del EA-6 de la marina de guerra podrían no sólo bloquear accionar señales; podrían detonar remotamente las bombas, también. Pero tuvieron que estar muy, muy cuidadoso. Los vehículos de los E.E.U.U. equipados de las emisiones tuvieron que bajar de los caminos, o arriesgue el abrazo más mortal de todos. Los pilotos tuvieron que asegurarse de que los civiles estuvieran en ninguna parte próximos, cuando fijaron las bombas apagado.
A pesar de los hipos, las emisiones eran salvares vidas — incluyendo, creo, mis los propio.
En julio de 2005, me encontré en una intersección escombro-derramada de dos carreteras, no lejos de la prisión de Abu Ghraib de Iraq. El equipo de la disposición de artillería explosiva viajaba con llamado este lugar la “muerte X,” debido a todos los ataques próximos. Llamaron al escuadrón de la muerte al área debido a un paquete sospechoso — un paquete que no resultó ser nada más que un par de pantalones balled-up. Pero en el camino detrás del incidente, nuestro Humvee rodó sobre un proyectil de artillería, enterrado en el carril medio de la carretera y atado con alambre a una radio. Una bomba improvisada.
El IED no se apagó, por las razones que no estaban totalmente claras. El bombardero de la muerte X pudo haber tenido dudas. Más probablemente, uno de brujos en el Humvee evitó que él detonara el arma.
Eso el mismo día, llevé un paseo del Black Hawk la ciudad de Mahmudiya, apenas al sur de Bagdad. En el puesto avanzado allí, encontré a sargento de personal Johnnie Mason (representado), que mostró del teléfono inalámbrico que le mató casi. Fue atado con alambre a una serie de proyectiles de artillería, y rellenado bajo fila de cadáveres humanos, descomponiéndose por un canal en el calor de 118 grados.
Los cadáveres, olían como cebo del siluro.
Cuando albañil — un Texan larguirucho, de 31 años con los ojos marrones grandes y una sonrisa torpe — pareció la bomba, él quiso vomitar en su traje protector de Kevlar. Los cadáveres, olían como cebo del siluro. Pero no había tiempo para levantar. El albañil sabía que el arma estaba viva, y que él estaba fuera de la burbuja protectora de su brujo. Él figuró que él tenía solamente un momento o dos a actuar antes de que un bombardero detonara remotamente su dispositivo. El albañil saltó tan detrás de una berma del tres-pie, y se agachó en una posición fetal antes de que la onda expansiva lo golpeara. “Era demasiado rápida para que piense, ‘oh dios, voy a morir, ‘” Mason dijo. “Era apenas miedo inmediato.”
La bomba era menos de veinte pies lejos cuando se apagó. La suciedad voló para arriba. Cascos de la bomba relampagados a través del aire. La onda de choque golpeó al albañil encima. Pero él estaba intacto, de alguna manera.
El socio del albañil, Pfc. Brian James, corrió encima. “Está usted bien?” él gritó. “En donde usted?”
“Estoy en Iraq, arroyo!” El albañil gritó detrás. El arroyo era el nombre de su esposa.
El albañil se sentó por quince minutos, bebió un poco de agua. Y entonces él fue a la derecha de nuevo a los cuerpos. Antes de la explosión, él notó una segunda cáscara, 20 metros lejos. El albañil tomó tan libras de un par del explosivo plástico C4 para demoler la cosa. “Todavía tenía un trabajo de hacer,” él me dijo.
Cinco meses más adelante, el 19 de diciembre, albañil se encontró en otra carretera, respondiendo a otra llamada del paquete sospechoso. Su equipo tropezó en otro IED, prácticamente debajo de sus pies. Los insurrectos engañaban rutinario a los escuadrones de la muerte con una arma en un intento por matarles con los segundos. En este caso, la táctica trabajó.
El albañil dijo todo el mundo despejar apartado mientras que él intentó desarmar el dispositivo. Entonces la bomba se apagó.
Enterraron a Johnnie Mason en el cementerio de Arlington el 10 de enero de 2006.
(POR NOAH SHACHTMAN, compartido de WWW. wired.com)
